domingo, 31 de mayo de 2015

Siscoe: Bellarmino y Suárez sobre el papa hereje

Un lector de nuestra bitácora ha traducido el artículo Bellarmine and Suarez on The Question of a Heretical Pope, de Robert J. Siscoe. En este trabajo, y otros posteriores, Siscoe ha concentrado su atención en el pensamiento Bellarmino, haciendo notar que el automatismo no recae sobre el delito de herejía, sino que es propiedad de la pena y consiste en la pérdida de la jurisdicción pontificia al momento en que se ha consumado el delito, formalmente, como tal. Asimismo, apunta con acierto que muy difícilmente pueda fundarse en Bellarmino, y en sus seguidores, una privatización del juicio sobre la herejía del Romano Pontífice, transformando a cada bautizado en votante de un plebiscito sobre la formalidad de la herejía papal. En suma, sostiene Siscoe que Bellarmino y Suárez coinciden en la necesidad de que el delito sea declarado por la Iglesia jerárquica, pero difieren acerca del momento en el cual el pontífice caído en herejía pierde la jurisdicción pontificia.  
Dejamos el artículo en nuestro estante de scribd. 

1 comentario:

Genjo dijo...

El esfuerzo que ha hecho la Redacción por aclarar la cuestión del papa hereje es encomiable y de mucho provecho. Pero la dificultad que encuentro está en determinar cuando hay herejía. Aunque formalmente esté claro qué condiciones se requieren para que pueda calificarse a alguien de hereje, asunto que ya ha sido tratado por aquí, queda el capítulo relativo a lo que podríamos llamar "herejía implícita". Este es el tema de nuestro tiempo.
Sin ir más lejos, la aprobación de una praxis desviada de la tradición de la Iglesia en asunto ciertamente grave, como el de la comunión o la relación homosexual, puede formalmente no suponer una incursión en herejía pero, a pesar de todo, tener como supuesto claro una negación paladina del dogma. De esto los modernistas creo que saben mucho.
O, incluso más allá, alentar o simplemente permitir que esas aprobaciones las hagan instancias a las que no compete esa función supone también incurrir en eso que he dado en llamar "herejía implícita".