viernes, 12 de agosto de 2016

El bien común posible

Reproducimos hoy unos párrafos de Camilo Tale sobre el bien común en sus condicionamientos existenciales. En este sentido, el bien de la comunidad política es siempre un bien limitado por sus posibilidades de realización. Todos tenemos experiencia de la imposibilidad. Hay acciones que son físicamente imposibles, porque el hecho está fuera de las leyes de la Naturaleza. Así, es naturalmente imposible que una piedra soltada en el aire no caiga al suelo. En lo relativo a los recursos materiales de una comunidad, no pocas veces hay expectativas de bien común que son físicamente imposibles salvo un milagro. Y también existe la imposibilidad moral, que es relativa al estado de una sociedad en determinadas circunstancias. Por ejemplo, en la Argentina de hoy sería moralmente imposible establecer una monarquía. Sabemos que nadie está obligado a lo imposible y que todo gobernante debe buscar el bien común. Por tanto, ningún gobernante está obligado a lograr bienes comunes física o moralmente imposibles. Comparada con la utopía, toda realidad política es deficiente. Y si estas deficiencias determinaran la ilegitimidad de ejercicio no habría gobiernos legítimos en ningún Estado. Pero esto es un error. Lo que determina esta legitimidad es la realización del bien común posible en su concreción existencial, habida cuenta de las circunstancias de tiempo y lugar. 
La realización del bien común; condicionamientos existenciales.
El bien común auténtico de un pueblo se funda en la naturaleza del hombre y debe ser realizado por cada pueblo en su historicidad, lo cual significa que las leyes y demás provisiones del gobierno deben atender las particularidades que surgen de la tradición y tener en cuenta las circunstancias de tiempo y lugar.
Además, debe considerarse cuál es la probable evolución de los hechos sociales. Las leyes y demás actos estatales requieren de la prudencia para ser deliberados, decididos e imperados, y uno de los ingredientes de esta virtud ética y dianoética es precisamente la previsión del futuro. De aquí la importancia de la futurología, indagación actual de índole multidisciplinaria, que reúne conclusiones obtenidas a partir de la economía, la demografía, la geografía económica, etc.
El bien común siempre es limitado, o sea que no puede ser realizarse todo el bien. Se ha denominado “bien común optimal” (bene comune ottimale) el mejor bien común que puede ser logrado en una comunidad política concreta, en las circunstancias históricas y geográficas presentes en ella. “El bien común es el bien de la sociedad tal como ella deberá ser con los hombres tales como ellos son”. Tal es el concepto correcto de bien común que expresa Georges Burdeau en su Tratado. Uno de los factores condicionantes del “bien común optimal” es la urgencia, de lo cual hemos reflexionado en el capitulo anterior.
Lo dicho significa que se trata de un bien imperfecto, aun en la hipótesis de una comunidad en la cual se haga lo máximo posible […] De modo que en el verdadero bien común de un pueblo, necesariamente se incluye la tolerancia y resignación —al menos momentánea— con respecto a ciertos males que si se pretendiese erradicarlos de la mañana a la noche, ello no se conseguiría, se desperdiciarían recursos y oportunidades, y tal vez además el intento resultara nocivo para el país.
Esto que decimos no debe interpretarse en el sentido de una concepción “sociologista”, según la cual las leyes e instituciones deban plegarse a la realidad, y convalidarla, de manera que aquello que los hombres practiquen en ella sea por ello mismo, institucionalizado. Muchas veces se razona de esta manera, y se actúa de acuerdo con esta idea, pero es un error. El derecho esta para modificar las realidades injustas, esta para rectificar la conducta, para reprimir la injusticia, para elevar el nivel del ethos de un pueblo; pero para lograrlo, es necesario que la norma, sin plegarse servilmente a los hechos, sin embargo sea adecuada a ellos, de modo de no pretender de un pueblo mas de lo que allí puede lograrse, al menos de inmediato.

11 comentarios:

Platense dijo...

Esto que han publicado es sentido común total. ¿Por qué algunos que se dicen ´tradicionales´ y ´tomistas´ no lo entienden?

Desintegrista dijo...

Estimado:
Porque muchos tradicionales integristas, nacionalistas católicos y " tomistas", hablan de bien común completo; es decir, de un Estado confesional en pocas palabras.

Y si no se tiene eso, mejor no tener nada. Por eso rechazan toda participación política amparados en el mal , cierto y visible, del sisitema político actual.

Abrazo

Martin Ellingham dijo...

Platense:
No puedo responder por un grupo de personas indeterminadas. Sí puedo decir de algunos que conozco: no son tomistas aunque así lo declamen. Decía el maestro Soaje Ramos: tomista no es el quiere, sino el que puede. Estos que tengo en mente, son poco realistas, usan ideológicamente a Santo Tomás, pero en el fondo tienen planteamientos maniqueos, dualistas, idealistas. Y su metafísica de base es paupérrima.
Saludos.

Platense dijo...

Martín,
No creo que sea tan filosófico el tema. Tienen Menos calle que un avión, viven en un termo; no gobernaron ni un maxiquiosco.

Agustín dijo...

Me recuerda al padre Castellani, que ya cansado dijo (acertadamente o no):

"Parodiando a monseñor Franceschi, que decía que la peor Cámara era preferible a la mejor camarilla, resulta que hemos llegado a un punto en que tenemos la peor Cámara junto con la peor camarilla, ¡Maldito sea el Mal Menor y el que lo inventó! Jamás votaré más por el Mal Menor, y no votaré más si no es por un Bien Total.
En cuanto a mí, no sólo descreo ya en esta farsa sino que estimo ilícito coinquinar con ella; de donde hasta el fin de mi vida votaré - porque hay multa - con un sobre vacío. Y si todos los nacionalistas hicieran lo mismo…"

Y los nacionalistas le hicieron caso.

Martin Ellingham dijo...

Si no se puede ser un padre de familia perfecto, que logre el bien común familiar en su plenitud, hay que abandonar a los hijos en un hospicio, como hizo Rousseau…

Pensador dijo...

Se volvio sobre el tema del voto, pero lo que habla el post poco tiene que ver con el voto masivo y obligatorio que vivimos en Argentina.
Me explico:
Quien podria tener una objecion de conciencia entre el bien publico posible y el bien publico optimo, es alguien que toma deciciones del tipo ejecutivas
Atribuir la carga del bien comun a la masa votante es de por si, no voy a decir falacia, sino que es imprudente e inefectivo.
Hagamos un ejercicio REAL, el pais se encuentra ya con dos generaciones de personas cuyos valores y jerarquia de los mismos hacen inalcanzable el bien comun (favorecedores de drogas, pornografia, educacion mediocre, utilitarismo, arreligiosidad, etc). Suponiendo que constituyen el 50% de votantes del pais, como se vio en las ultimas elecciones, y atribuyendo un 20% de votantes con valores naturales (no digo catolicos); ¿hay una posibilidad de conseguir un bien comun posible, cuando la eleccion de ejecutivos siguen la ley de la mayoria?
Y aca esta el punto en cuestion, ante esta situación, llamar al voto como un medio de cambiar y alcanzar un bien comun posible, yo lo considero ineficiente y una perdida de tiempo.
Volcar todos nuestros esfuerzos en la educación y formación de futuras generaciones, lo veo totalmente factible.
Y ud. dira....quien toma las deciciones entonces? No se preocupe, no me olvido de la economia, ni de la sociedad, pero mi papel se vuelca a la educacion y no tengo manera de llegar a la esfera ni siquiera municipal. Que otros lo hagan, pero no por pereza propia, sino porque mis esfuerzos ya estan volcados hacia otro lado.

Aquellos nacionalistas que no llamen al voto o rechacen acciones politicas concretas, atentaran al bien comun en la medida que no apliquen su labor cotidiana a mejorarlo en algun otro aspecto.
En mi caso, los nacionalistas que conozco se dedican a: educacion, fuerzas de seguridad, economia, o ser buenos padres de familia.

Martin Ellingham dijo...

Pensador:
No entiendo bien a dónde va, pero en mi opinión este texto sobre el bien común posible se aplica más a gobernantes que a gobernados. Porque la principal responsabilidad por el bien común radica en ellos. Y también está en ellos la principal imposibilidad o impotencia. ¿Por qué Oliveira Salazar no estableció la confesionalidad del Estado en Portugal? Por imposibilidad moral. ¿Por qué el gobierno X no puede terminar con las inundaciones en el lugar X? Tal vez, porque este año llovió más que en los últimos cien…
Los gobernados tenemos nuestra responsabilidad en el bien común. Pero de hecho es más limitada por imposibilidad que la del gobernante. Porque uno no tiene el poder; porque hay mil circunstancias y urgencias familiares, profesionales. Porque no se tienen condiciones de idoneidad o falta posibilidad de hecho para participar más directamente en el gobierno. Mismo principio: el ciudadano debe contribuir al bien común político dentro de sus posibilidades concretas. La contribución imposible a dicho bien, no se le puede pedir.
Por último, me permito recordarle que algunos -no parece su caso- no diferencian bien entre ilegitimidad e inoportunidad de determinados modos concretos de participar en la polis.
Saludos.

Pensador dijo...

Entonces de acuerdo en que el bien común, a grosso modo y en grandes pasos, corresponde a los gobernantes mucho mas que a gobernados.

Lo de distinguir legitimidad y opotunidad, pues soy de la opinion que dije mas arriba, no me voy a preocupar de un metodo (valido, legitimo tambien) que es ineficiente para lograr su objetivo (democracia partivipativa "universal" para lograr el bien comun-me explico, 20 millones de personas votando por algo, a menos que exista un pensamiento uniforme raya lo estupido).
Para mi es como si me plantearan: tenes que cavar un pozo de 20 metros, en piedra, con una cuchara. La cuchara puede servir para cavar, es un instrumento legitimo, pero inopotuno e ineficiente para el fin propuesto, sirve para cavar en tierra pozos de no mas de 50 cm. Eso es la democracia en el mundo moderno de urbes de millones de habitantes y paises de muchos millones mas.

Abracadabra dijo...

Pensador:
Si no entendí mal, Ud. señala o da a entender que hoy en la Argentina es "inalcanzable el bien comun". No me parece correcto, porque siempre hay grados del bien común que pueden ser alcanzados. Otra cosa sería plantear la búsqueda del bien común político como una lucha a todo o nada.

Pensador dijo...

Abracadabra:
No entendió del todo bien, aunque mucho tampoco se puede dilucidar de un par de comentarios.
Justamente, cuando planteo volcarse a la educacion de las futuras generaciones, ser buen padre de familia, llevar un negocio con honestidad y sin curros, y, como decíamos con Martin arriba, en caso de lograr un puesto de veradera ejecucion politica, analizar los bienes comunes posibles e intermedios.

Lo que quiero dejar en claro es, mas alla de la busqueda del bien comun inmediato, posible, total, o como quieran llamarlo, la democracia universal es un sistema ineficiente y problematico. (no ilegitimo, inmoral ni nada de eso)